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Asturias: tres colisiones contra animales cada día

05-07-2016 | 22:34

Fue un jueves de marzo, dos amigos en un BMW, saliendo de Oviedo. Han trabajado hasta tarde y buscan Gijón. Antes de la gasolinera de Robledo, aminoran. Hay obras de mantenimiento que cortan un carril. Tras superar los conos, «quisimos adelantar al otro vehículo y, cuando estábamos en paralelo, nos saltó un bicho desde la mediana», recuerda Alfonso, el conductor. A 110 kilómetros por hora, no tuvo opción. Los agentes de la Guardia Civil que llegaron al lugar le contaron que habían arrastrado al jabalí «unos 500 metros, su cuerpo se desintegró, tuvieron que cortar el carril para recoger los trozos; solo quedaba la cabeza».

¿El vehículo? Quedó apestando el taller hasta que el perito del seguro pudo acercarse a emitir su veredicto: el radiador y las molduras de plástico estaban perdidos. «Los agentes nos dijeron que tuvimos mucha suerte de que golpeara el morro; si nos hubiera dado en una esquina o el vehículo fuese más pequeño, estaríamos aún dando vueltas de campana», recuerda. Las ventajas del Paraíso Natural a veces se convierten también en sus principales riesgos. Según las estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT), entre los años 2010 y 2013, la red viaria asturiana fue escenario de 3.782 accidentes por colisión con animal.

Es decir, en Asturias, cada día que pasa se salda con casi tres siniestros como el que sufrió Alfonso. Que su vehículo embistiera a un jabalí no es extraño. La región está perdiendo cazadores a marchas forzadas; más allá de otras consideraciones, se trata de una afición que mantiene cierto equilibrio ecológico, controlando el crecimiento de especies que, de otra manera, acaban colonizando más zonas del territorio. El declive de este deporte explica que los jabalíes estén adentrándose en las ciudades, dejándose ya fotografiar en puntos como el palacio de Villa Magdalena.

También que este sábado, a las nueve de la mañana, Mario Suárez grabase a cinco cerdos salvajes adultos juguetando con una veintena de jabatos, en un prado al lado de la carretera entre Ranón y San Juan de La Arena. «Los había visto entrar en Piedras Blancas por la noche, pero nunca tantos, ni de día», explica Suárez.

La abundancia de cerdos salvajes termina provocando el 48,3% de las colisiones con animal (unas 456 al año), mientras los corzos protagonizan otro 26%. Los perros, abandonados o escapados, son la tercera especie en conflicto (8,3%) y les siguen los caballos (4,7%).

Alfonso y su acompañante salvaron el encuentro con el vehículo perdido, pero pudieron llegar a Gijón en el taxi que les puso el seguro. «El conductor nos dijo que tenía con frecuencia salidas de este tipo y los agentes aseguraron que una semana antes habían retirado diez jabalíes de la ‘Y’, en la zona de La Fresneda», recuerda el afectado. Los registros que Tráfico ofrece en su web llegan solo hasta 2013 y retratan cierta estabilidad, con 946 accidentes con animal al año. Son números que describen desenlaces mucho peores.

En una de cada 30 ocasiones, el encuentro entre la máquina y el animal se salda con el conductor o su acompañante en el médico. Son ocho los heridos graves por colisión con animal que se han contado en Asturias entre 2008 y 2013, a los que se suman 185 leves y 197 vehículos destrozados. El balance anual es, por tanto, de 32 heridos.

Un trabajo de la Fundación Mapfre y la Asociación Española de Carretera cartografió las vías en las que el conductor pasa más riesgo. Según aquel estudio, las posibilidades de toparse con un jabalí o un corzo eran más elevadas en la autovía del Cantábrico (A-8) de Ribadesella a Cantabria, la N-634 entre Siero y Ribadesella y la autovía Oviedo-Villaviciosa (A-64). En el Occidente, conviene extremar las precauciones en la A-63, especialmente entre Oviedo y San Claudio.

La última reforma de la Ley de Tráfico hace al conductor responsable de estas calamidades, salvo que en la zona hubiera una batida el día anterior, la Administración desatendiera el cuidado de los cierres u olvidase señalizar el riesgo de encontrarse animales en la calzada. La medida entró en vigor en 2014 y el Ministerio de Fomento actuó en consecuencia: puso en todo el país un 34% más de señales que advierten de ese riesgo. En Asturias, el despliegue súbito no se notó tanto, porque aquí sus funcionarios ya habían tomado esa cautela en 2011.

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