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El ayuntamiento se queja de la falta de soluciones desde 2012 a la invasión de suidos en el concejo y reclama más zonas libres para batidas de caza
Los vecinos de las zonas rurales de Gijón y Villaviciosa no están dispuestos a soportar durante más tiempo que los jabalíes les destrocen prados y huertas, con los problemas que supone para la actividad agroganadera. Ahora, parece que el Principado está dispuesto a echarles una mano en la difícil labor de reducir la población de suidos en estas zonas y tomará una serie de medidas para paliar el problema en la zona rural gijonesa.
Según informó a este periódico la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, se llevarán a cabo dos tipos de actuaciones. En las zonas de seguridad donde no haya viviendas, está previsto realizar aguardos para la caza de estos animales. Se trata de hacer esperas, generalmente nocturnas, para la eliminación de ejemplares por personal de la consejería. Por otro lado, en aquellas zonas de seguridad en las que hay viviendas y, por lo tanto, realizar disparos resulta peligroso, la técnica por la que apuesta la Administración regional es el 'perreo'. Consiste en la utilización de perros de caza para espantar a los jabalíes e ir poco a poco trasladándolos hacia cotos de caza, donde ya pueden ser eliminados. Para llevar a cabo esta operación, la consejería se pondrá en contacto con la Sociedad de Cazadores.
Pero para llevar adelante este plan, necesita de información más concreta, por lo que se pondrá en contacto con los vecinos afectados para conocer así los lugares donde se concentran los jabalíes y poder actuar con más efectividad.
En el Ayuntamiento de Gijón sí conocen dónde se producen estos problemas. Y lo saben desde hace tiempo, pues desde 2012 tratan de conseguir que el Principado actúe al respecto, sin éxito hasta el momento. Ese mismo año, la consejería había hecho un estudio para reducir unas 4.000 hectáreas la zona de seguridad de Gijón para aumentar la presión cinegética sobre la especie, al tiempo que personal de la consejería realizaría actuaciones de control y se abonarían indemnizaciones a quienes hubieran sufrido daños ocasionados por los jabalíes. Pero esas expectativas no se cumplieron.
Manuel Arrieta, concejal de Mantenimiento y Obras del Ayuntamiento de Gijón, se queja de que «no han cazado ni un jabalí. En cuanto a disminuir la zona de seguridad, fue a la inversa, la aumentaron». Además, apunta que fueron numerosos los escritos enviados a la Administración regional durante estos años sin que hayan recibido contestación. El edil lamenta que «el ayuntamiento no puede hacer otra cosa. A ver si los movimientos de los ganaderos obligan a la consejería a actuar. Creo que se ven impotentes y que no se atreven a hacer lo que defienden los afectados. Tienen que actuar físicamente; hay que reducir la población de jabalíes, porque nos van a superar en número».
Las zonas de Gijón en las que proliferan estos animales son las de Rioseco de Caldones, Deva, Baldornón y la más habitada Santurio, especialmente «en fincas que están medio abandonadas, con muchos matorrales. Además, los jabalíes hacen excursiones nocturnas de muchos kilómetros. Bajan de Deva cuando tienen necesidad de alimento y después se vuelven. Luego, los ganaderos se encuentran con las praderías o las huertas destrozadas», explica Arrieta, que añade que «las indemnizaciones que paga el Principado no dan ni para la grana para resembrar las praderas para el ganado».
Cacerías extraordinarias
El malestar también ha llegado a Villaviciosa, cuyo alcalde, Alejandro Vega, ha solicitado medidas de control porque «está claro que hay demasiados y están causando daños a las propiedades y a un sector como el agroganadero que ya lo está pasando mal». Por eso, Vega reclama «la autorización de cacerías extraordinarias a los cotos, pues los cazadores son los que mejor pueden ejercer la función de control de la población de jabalíes».
El regidor maliayo pone el foco también en «la seguridad en las carreteras. El mayor peligro está en la autovía y ya hemos dirigido escritos al ministerio para que adopte medidas y garantice la efectividad de la valla de protección en toda la autovía». Otro punto que resalta Vega es que, cuando se producen destrozos, tanto la consejería como los cotos deben «mejorar la atención y la indemnización de los daños».