A pesar de las pequeñas nevadas caídas hace unos diez días, la fauna asturiana sigue activa como si de primavera se tratara. Tal es así que Roberto Hartasánchez, presidente del Fapas, asegura que «desde 1985, es cuando tenemos más movimiento de osos en invierno. Incluso hace unos días pasó uno por los montes de Tuñón (Santo Adriano)».
Este experto asegura que lo preocupante de este comportamiento no radica en lo biológico, sino que, «cuando el oso hiberna, sobrevive al impacto humano. Lo que está ocurriendo es que ahora hay una incidencia en la caza, porque hay movimiento de osos por la zona y es un riesgo». Ante esta situación, Hartasánchez considera que «la Administración del Principado debería avisar a los cazadores sobre este fenómeno».
De todas formas, no considera que se trate de un problema para la reproducción de la especie, pues «en los movimientos que vemos de ejemplares, por su ubicación y altitud, creemos que se siguen metiendo en la cueva a resguardo. Lo que ocurre es que este clima favorece más el movimiento de los animales».
Ernesto Junco, del zoo La Grandera (Cangas de Onís), ha tenido que hacer frente a «pequeños brotes de celo» de algunas de sus aves. Incluso ya lo notó en pleno mes de diciembre, cuando arreció el calor. Por fortuna, solo se trató de un intento, porque «es malo que entren en celo demasiado temprano».
Junco espera que las temperaturas no se disparen los próximos días porque, «si se desfasan las épocas de celo de los machos y las hembras, da lugar a malas puestas y los huevos no son fértiles. Ya hemos pasado casi todo enero y esperamos que todo vaya bien». Pero también ha de estar atento Ernesto Junco a que no haya lluvias muy abundantes en febrero y marzo «porque es muy malo, pues los huevos se mojan».
Búhos y cárabos lapones compaginan sus cantos de celo nocturno con los aullidos de los zorros salvajes en plenos montes de Cangas de Onís. Y en breve comenzarán los linces y los gatos.
Lo que sí parece claro es que los grandes mamíferos tienen más facilidades para adaptarse a los cambios meteorológicos que las aves. Los expertos también estarán atentos a estas migraciones, ya que no descartan que puedan traer sorpresas en los próximos meses si, tal y como parece, las temperaturas continúan subiendo. Eso sí, Luis Laria, responsable del Parque de la Vida, asegura que, «aunque en la mar esta subida de temperaturas no se nota, seguir dos años más con una situación como la de 2015 sería una catástrofe», especialmente en el Golfo de Vizcaya, donde el movimiento del mar es menor.