Ante el comunicado de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (CEPESMA) en el que alerta de la proliferación, en la zona occidental de Asturias, de corzos afectados, la Asociación del Corzo Español ha hecho una serie de puntualizaciones respecto a la miasis que está afectando a esta especie en el norte peninsular.
1) A través del Convenio establecido entre la Universidad de Santiago de Compostela (INVESAGA) y la ACE, se ha constatado una importante infestación parasitaria de los corzos con el oéstrido Cephenemyia stimulator, presente, por otra parte, en las poblaciones europeas dese hace años.
2) El parásito C. stimulator es específico del corzo, por lo que en ningún caso puede transmitirse a otros ungulados y mucho menos a la especie humana.
3) La presencia de la miasis del corzo, si bien es cierto que, en conjunción con otras parasitaciones, está afectando al desarrollo demográfico de la especie, principalmente en el Noroeste peninsular, no tiene carácter de Zoonosis, y por tanto, no afecta al consumo de la carne de corzo.
4) Los tratamientos farmacológicos que se aplican a las miasis que sufren otros ungulados domésticos no son, en ningún caso, de aplicación a la población de corzos en estado silvestre, tanto por la imposibilidad de proporcionar a los ejemplares las dosis adecuadas como por la peligrosidad para el medio ambiente que supone su aplicación de forma incontrolada.
5) La parasitosis en los animales silvestres son densodependientes y, generalmente, reflejan desajustes poblacionales de las especies en relación con el ecosistema que ocupan.
6) Las garrapatas son ectoparásitos no específicos de los corzos que pueden ser vectores de otras enfermedades, pero en absoluto tienen nada que ver con las miasis.
De cara al inicio de la temporada cinegética, es importante resaltar la importancia de no abandonar restos de los animales cazados en el campo y, ciñéndonos a Cephenemyia stimulator, hay que poner especial cuidado en no dejar larvas de este parásito en el medio, puesto que, una vez fuera del ejemplar enfermo, y si su estado de desarrollo es el adecuado, pueden completar el ciclo enterrándose en el sustrato. En el caso de detectarse animales enfermos debería procurarse su captura y retirada del medio para evitar, en la medida de lo posible, contagios a corzos sanos.
El mejor tratamiento tanto para la oestrósis como para otro tipo de parasitaciones que afectan a los corzos es el de realizar una adecuada gestión de sus poblaciones mediante la extracción de cupos adecuados de machos, hembras y crías.
Precisamente, todas estas recomendaciones, fueron objeto extenso de debate durante la celebración del IV Simposio sobre el corzo en la Península Ibérica, organizado por la Asociación del Corzo Español a finales del pasado mes de febrero de 2016.