La temporada de caza menor finalizará oficialmente el 31 de enero, que cae en domingo, por lo que los cazadores disfrutarán de la última jornada. Esta campaña y, salvo algunos días de niebla, ha venido marcada por las buenas condiciones climatológicas.
En la recta final, y gracias a las poco copiosas precipitaciones y pese a la falta de heladas, los aficionados están consiguiendo pisar el campo sin atollarse del todo en el barro.
Esto está permitiendo mover los escasos bandos de perdiz que, hasta ese momento, habían estado intratables. La liebre, donde puede cazarse, ha ido de menos mas en las últimas jornadas. A partir de ahora y hasta mediados de febrero la actividad cinegética se centrará en la caza del jabalí, abundante esta temporada. Volviendo a la perdiz, reina de la caza menor, resulta destacable que en estas últimas jornadas el porcentaje de machos está siendo muy alto. Esto podría incidir de forma negativa en la reproducción, ya que los animales del sexo masculino que queden sin emparejar se mostrarán muy agresivos, molestando en las puestas de huevos y pudiendo llegar al extremo de destrozar los nidos. En todo caso el número de aves que están quedando es realmente bajo, esperemos una primavera favorable, para garantizar unas poblaciones estables, siempre dentro de la precariedad de las últimas temporadas y al menos en los acotados más perdiceros.
La escasez crónica de «patirrojas» determinó que muchos aficionados se dedicaran a buscar la liebre para justificar la jornada de caza y este hecho ha podido influir en el cómputo global de «rabonas», bastante superior al de la pasada temporada. Lo mismo ha sucedido con el conejo de monte que, por otro lado, mantiene un aceptable nivel hasta la fecha sin que la mixomatosis o la hemorragia vírica le hayan afectado sensiblemente en las zonas donde todavía proliferan. Algo parecido ha sucedido con las perdices chochas, arceas o becadas. Es curioso, pero cada año entran mas tarde, al menos en cantidad. Tras una primera entrada en noviembre, se habían cazado muy pocas, pero el pasado fin de semana se han visto y se han cazado algo mejor, siempre con el concurso de un buen perro. La pena es que, ahora que las hay, finaliza la temporada. Esta circunstancia que se repite año tras año debería servir, y así debería estudiarse en los Consejos de Caza, para incrementar el calendario cinegético, para esta especie, en los cotos donde se practica esta caza, es decir, los de media montaña con abundancia de robles y arboledas.
Cuando el domingo finalice la temporada de caza menor la actividad cinegética se centrará en el jabalí y también en los descastes de zorros, córvidos y urracas, especies muy nocivas para la perdiz especialmente en su actividad reproductiva. La ausencia de fuertes heladas que sequen el maíz y el terreno, ha propiciado que la cosecha esté prácticamente detenida. Si el tiempo lo permitiese y se avanzase en la misma se producirá la situación ideal para batir las manchas de cereal que resten tanto para reducir la población de zorros como para efectuar buenos ganchos para los «cochinos».