Se pasean por pueblos y ciudades, donde incluso llegan a criar, cruzan las carreteras a sus anchas, invaden los cultivos, conquistan los parques naturales protegidos y se extienden por toda Galicia, de norte a sur y de este a oeste. Son los jabalíes, una especie que se ha multiplicado en las últimas décadas por el abandono del campo y que desde el 2005 al 2014 se triplicó.
Pero, contrariamente a lo que pueda parecer, su población no solo no se ha estabilizado, sino que se ha reducido en el último año. Así lo revela la estadística de capturas facilitada por la Consellería de Medio Ambiente, que muestran que de unos 15.000 ejemplares abatidos en la campaña 2012-2013, cuando se alcanzó el pico, se ha pasado a 12.908 en la pasada, y el estudio realizado por la Universidade de Vigo para el Grupo de Trabajo del Plan de Xestión Integral de Galicia, promovido por la administración, en el que además de la información de las batidas se tuvieron en cuenta los relacionados con los accidentes de tráfico y los daños a la agricultura. En el Occidente gallego, la población disminuyó casi un 50 %. Los daños a la agricultura también se redujeron para pasar de unos valorados en algo más de seis millones de euros a tres. Aunque sigue siendo un problema para los agricultores.
«Detectamos que hubo un pico en la temporada 2012-2013, pero ahora la población se está reduciendo», constata Enrique Valero, director de la Escuela de Enxeñería Forestal de Pontevedra y coordinador del grupo de trabajo.
Presión cinegética
La presión cinegética de la especie, con la extensión del período hábil de caza y la autorización de batidas por daños, lo que provoca que en algunas zonas se cace durante todo el año, es la responsable de este descenso. El pasado año la Xunta autorizó 24.397 batidas y para esta campaña están previstas 29.206, lo que no significa que se vayan a realizar todas.
¿Son muchas? «É certo que hai batidas que son todo ano, pero son necesarias, e si lle preguntas aos agricultores diranche que fan falta máis», explica Jacobo Feijoo, de Unións Agrarias. «Los agricultores aún nos dicen que cazamos poco», coincide Luis Eusebio Fidalgo, profesor de la Facultad de Veterinaria y delegado de la Federación Galega de Caza en el Plan de Xestión Integral do Xabarín. «Es un tema complejo», advierte Enrique Valero, que incide en la necesidad de encontrar un equilibrio y por la adopción de medidas para el manejo sostenible de las poblaciones.
En la misma línea abunda Francisco Chan, de la Asociación de de Clubes de Caza Mayor de Galicia. «O control da especie -destaca- débese facer sempre de acordo con criterios técnicos e científicos», a la vez que reclama a la Xunta que presente cuanto antes las conclusiones del plan para la gestión del jabalí realizado en colaboración con el sector.
Buscan refugio en zonas protegidas
«O obxectivo final é lograr unhas poboacións equilibradas que non supoñan un grave problema para as economías rurais, pero tampouco para os ecosistemas nos que se integran», advierte la Consellería de Medio Ambiente. El equilibrio es la clave, pero no es fácil lograrlo, y más cuando la presión de la caza ha hecho que los jabalíes se refugien en zonas más seguras como en la cercanía de poblaciones y carreteras o en refugios naturales, donde no está permitida la actividad cinegética. De hecho, la abundancia de jabalíes supone ahora mismo un grave problema para el parque natural de las dunas de Corrubedo, ya que su presencia amenaza especies de aves de importancia internacional. «En esta zona se va realizar un estudio para tratar de resolver el problema», explica Ana Díaz, la directora xeral de Conservación da Natureza. La asociación Libera incluso pidió la esterilización de los jabalíes.
Más allá de la caza existen otras medidas, como la liberación de perros para asustar a los cerdos salvajes, la suelta de granos de maíz en el monte para evitar que se acerquen a los cultivos o, en las batidas por daños, que se mate a una cría en vez de a la madre, «Se lle matas a unha cría, a xefa do exército ordena a retirada porque decátase do perigo», destaca Francisco Chan.
«Estase a dar unha mala imaxe»
Francisco Chan, de la Asociación de Clubes de Caza Mayor de Galicia, lamenta «a mala imaxe que do colectivo cinexético se está a dar a partir da existencia de cacerías xeneralizadas durante todo o ano». A su juicio, «non se deberían permitir as batidas por danos fora de temporada, porque destrozas a estrutura da poboación e segues a manter os danos aos agricultores». Chan insta a la Xunta a adoptar las medidas del plan confeccionando a partir de las propuestas de todo el colectivo, coordinado por la Universidade de Vigo. «Foi un proxecto de primeiro nivel europeo», dice.
«No hay ninguna fórmula única»
«Tiene que existir un equilibrio para que se mantenga la biodiversidad de la especie, la caza y se reduzcan los daños a la agricultura. No es fácil, pero todos tenemos que poner de nuestra parte», apunta Luis Eusebio Fidalgo, delegado de la Federación Galega de Caza en el Plan de Xestión Integral do Xabalí. «No existe -añade- ninguna fórmula mágica ni única para todo el territorio. Hay que adaptar las medidas a las características de cada lugar». Entiende que «una población más abundante bien gestionada produce menos daños que otra menor y mal gestionada».
«A filosofía debe ser reducir danos»
Jacobo Feijoo, de Unións Agrarias, admite que los daños causados por jabalíes a los cultivos se han reducido, pero advierte que en algunas zonas la situación es grave. «Hai lugares, como en Dozón e outros, nos que o nivel de danos é incompatible co exercicio da gandería», explica, a la vez que matiza que la reducción de las poblaciones de la especie no es proporcional a la disminución de los daños. Entiende que las batidas son necesarias, pero diferencia entre las de temporada de caza y las de control de daños. «A filosofía debe ser reducir os danos, máis que abater os animais», dice.
«No debe haber barra libre de batidas»
Enrique Valero coordinó a un equipo durante dos años, en el que involucró a todos los colectivos afectados, para elaborar el plan de gestión integral del jabalí, cuyas conclusiones ya pasaron a la Xunta. A su juicio, la respuesta debe ser múltiple y aglutinar diversos frentes. «Lo que no se puede hacer -dice- es incidir solo en el problema a través del esfuerzo cinegético fuera de temporada, aunque tampoco se puede dejar de controlar la población de jabalíes sin la ayuda de los cazadores». Advierte, eso sí, que «no puede haber barra libre de batidas, porque no hay población que la resista».
«La clave está en prevenir los daños»
«Lo que se está viendo es que existe una disminución de la especie, independientemente de que sigan existiendo puntos rojos en los que es necesario actuar, como la zona de Ortegal, la Mariña lucense, Monforte, Valdeorras, la zona sur de Pontevedra o el parque de Corrubedo», explica la directora xeral de Conservación da Natureza, Ana Díaz. Apunta que el plan gallego recogerá una gran variedad de medidas de distinto tipo en función del problema que se dé en cada caso. «La clave está en la prevención, en actuar para evitar que se produzcan los daños», dice.